
Y no sé si fue por ser mi primer libro adulto, o porque realmente el libro lo vale, pero fue mi libro favorito durante mucho tiempo. Por eso no lo vuelvo a leer, por si acaso no encuentro lo mismo que encontré con 12 o 13 años, y de lo que tan buen recuerdo tengo.
La novela cuenta la historia de un tuareg, que acoge como huéspedes a dos viajantes. Por la mañana encuentra a uno de ellos muerto, y al otro secuestrado. La ley de hospitalidad tuareg le obliga a vengar la muerte de su huésped y tratar de liberar al otro. Así el protagonista recorre el desierto, enfrentándose solo a ejércitos y juegos de poder políticos.
Desde entonces he leído muchos otros libros de Alberto Vázquez-Figueroa. La mayoría muy parecidos en cuanto al género de aventuras y a los valores, pero ninguno como este es capaz de sintetizarlo todo en una historia tan corta y tan intensa. Para mí el mejor de sus libros.
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